La cabaña

*

En medio de nada, en un rincón velado

en lo mas recóndito de un bosque adormecido,

repleto de tenues perfumes silvestres que embriagan el sentido, 

existe una pequeña cabaña,

un refugio dulce y solitario,

donde sosegar los miedos y los tropiezos ciegos.

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Allí trancurren dulces las noches,

entre lluvia, estrellas, duendes y fuego,

allí reside serena, la tolerancia de la espera,

mecida por silencios, reflexiones y ahogados rezos,

no cabe espacio para inútiles sufrimientos.

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La lluvia cae...

delicada y lenta como seda,

es un delicioso remanso de paz,

y el sonido musical del agua al resbalar,

despierta sentimientos profundos,

que dignifican el alma y relajan los sentidos.

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Inmóvil y maternal, el tiempo no duele al pasar,

la meditación lava la conciencia y el temor,

se saborea la sencilla compañia de un libro y una flor,

y se respira a fondo,

el gozo apacible y sencillo del hogar encendido.

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Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac, le 05. 01. 2005