Mientras dormías

*

Anoche, mientras dormías,

en la distancia te soñaba... 

en la oscuridad de mi cama,

tu nombre hablaba en mi boca,

se hacía a la vez caricia y lamento.

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Decías...

dame la mano amor,

sin ti me pierdo en el silencio.

Sin tí soy pájaro sin nido, 

lluvia sin huerto, voz sin eco.

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Tus palabras me inquietaban,

lancé mi mano al vacío, buscando el calor de tu cuerpo.

No lo hallaba,

buscaba y buscaba, pero no lo hallaba...

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Poco a poco, el miedo de tu ausencia

se convertía en escarcha helada, paralizaba el alma,

mordía sin piedad la soledad de mi cama...

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En vano luchaba por despertar del sueño,

cuánto más te buscaba, más te perdías en la nada,

sentía que me fundía en el hielo del silencio.

Y no sé que fué que cambió el color del sueño...

**

De repente,

un soplo de ternura calmó los latidos locos de mi pecho. 

Sentí tu aliento de vida en las mejillas,

tus labios bebieron mis lágrimas,

y tus brazos anudaron mi cuerpo, húmedo de miedo.

**

 Los párpados inquietos al fín se abríeron,

sentí tu presencia, respiré tu cuerpo, acaricié tu pelo,

bebí tus besos... y al hacerlo,  

en un suspiro de paz, me venció el sueño.

Mari-Ange Bonnevie

Cazilhac, le 23 février 2002.