Este poema se lo dedico a una persona muy querida.
Una persona que estuvo presente en mi vida siempre que la necesité.
Siempre serás algo muy especial para mí, lo sabes, ¿ verdad ?.
Va por tí, corazón.
Tu fragilidad
*
Y en ese momento de fragilidad,
brotaron de nuevo los sentimientos...
con fuerza bruta y primitiva, con rabia e impotencia.
De repente me apareciste como un sueño desvanecido,
lejano, inventado, deseado, dormido...
como un niño extraviado que tiembla de miedo
en una pesadilla sin razón ni sentido.
*
Y el amor, en suspenso,
resurgió con la fuerza de un desesperado gemido.
Quédate en mí, no te muevas...
lejano sí... ausente, invisible, pero aquí,
siempre conmigo.
Si ya te perdí una vez, si ya no te tengo,
¿ por qué continúo muriendo cuando no te siento ?
*
Será que te amo tanto...
que prefiero saber que andas contemplando otros rostros,
a pensar que flotas sin rumbo en el olvido.
Y esos tiernos gestos mil veces repetidos,
conmueven el vientre y queman de nuevo.
Y las palabras muertas por el dolor de ayer
recobran de repente su constante y natural sentido.
*
Y la música que meció aquellas noches de locura,
esa misma que tantas veces escuché contigo,
desgarra con más fuerza que ayer,
no se soporta, arranca lágrimas escondidas,
prohibidas en el fondo del alma.
*
Tanto te quiero, amor...
que prefiero saber que otra boca recoge tus besos,
a sentir que nadie acaricia tu piel, tu voz, tus sentidos.
Tanto te deseo...
que acepto tu cuerpo fundido en otro cuerpo,
a la convicción de que nadie roza tu aliento.
*
Y hoy, en sueños te regalo una rosa,
la que encarcelé en ese viejo libro de cuentos...
la que pusiste en mi manos
la mañana de nuestro primer encuentro.
Te la entrego con sus parpados vencidos,
con su frescura de mayo,
con el idéntico y sutil perfume de antaño,
con la indeleble imprudencia
de nuestras noches de verano.
*
*
Marie-Ange Bonnevie
Cazilhac le 23. 06. 2005
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