Este poema se lo dedico al hombre que

pacientemente comparte mi vida día tras

día.

Para ti, que creíste en mí y supiste estar

presente en todos los momentos difíciles

de nuestro recorrido.

              

Azahar

*

Acaricia al fin la piel con un suspiro de azahar,

símbolo de pureza y de paz.

Que broten las risas espontáneas y ligeras,

como aves de exótica primavera.

Que en el aire constantemente flote la magia

de la noche perfumada,

de ese azahar que penetra el sentido, y endulza,

y canta y embriaga...

**

Que se agoten los conflictos y los terrores humanos,

en esa inocente creación de locuras y miel.

Que callen los tambores de guerra

 en esa tierra sagrada de espinas sin rosas,

de lágrimas generosas,

de hierba santa sin rociada, de fe sin esperanza.

**

 Si todos nacemos de un mismo vientre herido,

de un sueño sin sentido, de un inconsciente amor,

de un instante de ilusión...

¿ porqué tanta insensatez ? ¿ Porqué tanto dolor ?

¿ Acaso la luna y las estrellas no relucen

 en el firmamento con igual esplendor?

Salam... shalom...

**

Oriente y occidente, dos mundos diferentes,

lejanos y cercanos, enemigos y hermanos...

dos universos derrotados por siglos de rencor,

de temor y ambición.

Blanca paloma y pardo ruiseñor,

 mezclando inconscientes vuelos sin temor,

compartiendo inocencia y amor

en un universo sin compasión.

En una montaña de temblores inciertos,

de olivares, naranjos y rosales,

a la vez jugosos y secos.

**

Mundos gemelos y desahuciados,

separados por el dolor

de no hallar ni luz, ni esperanza, ni mañana.

Tierra inmóvil y ardiente, fervorosa e hiriente,

 tierra prometida de noches encendidas...

**

Tierra bendita,

sembrada de sangre vertida

por los mártires de la intransigencia.

Tierra de todos y de nadie,

tierra áspera, tierna y amante,

tierra fecunda y marchita...

revela al fin tu languidez,

a la impudente humanidad

que devora tu hiel.

Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac le 18.07.2002