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El camino de los sauces
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Vuela el pensamiento atraído por el misterio
de la noche blanca en su corazón inquieto.
Va su caminar hacia otras épocas cálidas
y placenteras.
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Viajan al encuentro de rosas, caricias y suspiros...
de besos y ardientes murmullos bajo los
sauces llorones que mecen el río.
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Esos perfumes familiares y hechiceros
en la noche sin sueño,
le atraen cual imán hacia la magia
de aquellos furtivos encuentros.
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De su pecho desboca un latido clandestino y prohibido.
De sus labios desvalidos se fuga un nombre
mil veces reprimido en el silencio...
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Y se llena la boca del sabor de su aliento...
y sus ojos contemplan el reluciente
azabache de sus cabellos flotar al viento,
enredar sus dedos, acariciar su pecho.
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Tiembla su cuerpo de aquel otro cuerpo
plasmado en un lienzo...
de la etérea piel satinada de aquellas
noches de ensueño...
de sus palabras ardientes, de sus secretos...
**
Silenciosas en la distancia, sus manos agitadas, avanzan...
luden el vacío de su mundo perdido en
las brumas del destino.
**
Sondean febriles y a ciegas el quimérico
encuentro de su amor defraudado, entre
los sauces de los sueños ahogados...
**
Y a pesar de la nube de ilusión que parece colmar el corazón,
a pesar de los jubilosos latidos que rebosan del pecho,
el encanto ya se escapa de su agitado lecho.
**
Lentamente una lágrima resbala...
cálida, pálida, inquieta, amarga...
Y en ese mar de sueños extraviados...
**
Como un niño perdido en el descuido,
su alma se desliza sin amparo en
el camino de los sauces dormidos...
Marie-Ange Bonnevie
Le 02.08.2002.
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