El fuego del alma

*

El ardiente sol de mediodía quemaba, los ojos cegaba,

pero esa ceguera se confundía con esa otra del alma...

cuánto tiempo perdida la conciencia estuvo 

en ese rincón de invierno...

entre suavidad y engaño, sueños y despertares inciertos.

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¿Acaso nunca existió certeza en ese frágil corazón maltratado,

ansioso de amor, ciego a veces de dolor?

El fuego consumía los labios sedientos de palabras dulces,

de besos, de sentimientos tiernos.

¿ Donde hallar esa paz ansíada ?

¿ Donde encontrar un refugio al alma ?

**

No hables de soledad, le dijeron unas voces extrañas,

no es fácil el camino hacia la paz,

en este falso paraíso donde el odio gobierna y la mentira mata...

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El anochecer apacigua el fuego del día, que cansado, se retira.

Pero ese otro fuego del alma...

cuando las sombras invaden, cuando quema la angustia

en la profundidad del ser que espera una llamada,

no se acierta a sosegar la llama,

ni se apaga la melancolía con el silencio de una cama vacía...

La conciencia del dolor

solo la calla un beso apaciguador, un gesto de amor.

*

Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac le 03/ 12. 2001