Encrucijada

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Encrucijada feroz entre senderos herméticos,

guerra... salvaje hecatombe de humanas ambiciones...

gélidos ríos de sangre inocente tiñendo de rojo el fango,

gritos impíos de piedras vacuas de sentido.

¿ Como lograr desertar el imposible cerco de acero ?

¿ Como vencer los obstáculos y el miedo ?

¿ Como respirar la sal y la pureza de la libertad ?

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Amanecer de nuevo con los sentidos alertas y el alma despierta,

ondeando estandarte de paz al oscuro abanico del mundo.

Despertad resueltos, en esta hora torpe y desmemoriada,

despertad en vela de fe y sonrisas desvalijadas,

de travesuras propias de la infancia, injustamente eclipsada.

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Inocentes y frágiles infantes, frutos desatinados del dolor,

de tiempos desquiciados por la intolerancia,

así sea disfrazada de creencia, exigencia, o democracia.

Hijos prohibidos de un siglo despiadado.

Soñad con los juegos mutilados, con las risas congeladas

por el furor y la locura de los dardos humanos.

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Que no aprendan a hablar con palabras malditas,

pobres cuerpecitos famélicos, cubiertos de llagas y harapos.

Vientres hambrientos y corazones colmados de odios extranjeros,

cunas prohibidas, con mantos de espinas y sábanas de arena ciega,

cunas vacías...

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Madres huérfanas de sentimientos libres de tormento,

¿ como crecerán esos pequeños sin las vitales palabras

dulces de esperanza ?

¿ Quien les enseñará a respetar el lícito derecho de amar, de opinar ?

¿ Quien, en esta mañana opaca, será capaz de gritar,

que bajo el fuego mortal de inútiles batallas perdidas,

se extravía sin remedio la fuerza de la vida ?

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Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac, le 05. 01. 2005