Engañar al destino

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Proseguir erguido el camino,

engañar al destino prohibido,

no advertir el acecho de la noche demente,

dormir con sueños quietos,

y no dar por ciertos tus malos cuentos.

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Contra viento y marea desafié por ti, al tiempo,

ignoré la razón que incansablemente gritaba

que no se remienda el pasado deshecho.

Inútil desvarío de un corazón enfermo

de soledad y miedos.

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Esperas y esperas rotas, entre engaños y derrotas,

caricias de mentira en el cuerpo enfermo de ausencia.

Soplo de recelo, que nace y muere en el mismo seno.

Y más allá del corazón,

existe una razón que no sufre la ironía de tu vida...

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Si solo eres materia,

si los sueños no caben en tu mundo ciego,

si cuando contemplas  sonrisas, ofreces lluvia,

si cuando acarician tu alma, devuelves escarcha...

encerraré en mi refugio oculto los suspiros sin dueño,

alzaré el rostro con la fuerza inquieta del alma,

y observaré con fuerza la serenidad del cielo,

para lograr la paz de encontrarme dentro.

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Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac, le 04.02.2004