Inconsciencia
y realidad
*
Ardiente,
confiante, paciente... confías y confías sin contar,
mientras
las agujas del tiempo, rasgan el hastiado velo del silencio,
ese
mismo que se impuso a fuerza de disimulo, de egoismo, de engaño...
**
No
brotan reproches de esa boca sellada por el desencanto...
ya
no resbalan lágrimas que alteren el semblante, apenas plasmado de fracaso,
ya
no quedan sensaciones, no queda nada...
**
Y
ya no esperas... y aún esperas...
noche
y día convives con el alma suspendida al reloj de la vida,
con
los ojos cansados, cerrados y abiertos...
urgas
en tu interior buscando sensaciones dormidas,
y
como no las encuentras, te convences de que yacen... muertas.
**
Y
escuchas con temor esas impertinentes voces que prefieres silenciar,
voces
plenas de realidad, voces que estallan sin pudor a la cara,
voces
que, a la luz, escupen insolentes lo que de sobra sabes,
eso
que, para no morir, prefieres no decir.
¿Que
te pasa niña? ¿Es cobardía?
¿Es
realmente amor? ¿Es rebeldía al dolor?
**
Sabes
que ya no crees,
no
crees en palabras, no crees en caricias,
no
crees en miradas, no crees en nada, en nada.
Y
sin embargo...
en
algún diminuto rincón de tu alma, mil veces lastimada,
sobrevive
una ínfima parcela de frágil esperanza...
y
te dices con tímido fervor... ¿y si esto fuese un mal sueño?
¿Y
si mañana te echa de menos? ¿Y si mañana te ama?
**
Marie-Ange Bonnevie
Cazilhac le 09. 03. 2005
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