Laberinto de fuego

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Bajo esas casas ardiendo, ya no hay calles,

solo se confunden laberintos de fuego...

siento que en ellos me pierdo y me quemo.

Y en ese puente de enfrente,

jugué inconsciente la niñez de otros tiempos,

y entre aquellos árboles que rodean el parque,

entregué con fervor mi primer beso.

Hoy no hay juegos, solo miedos,

hoy no hay besos, están presos...

hoy en el aire flota el sabor de la derrota,

y el denso humo de la fría indiferencia,

ciega los ojos cansados de la humanidad sin fuerzas.

Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac le 31.08.2003