Sombra clandestina
*
Inmaterial, cual sombra clandestina,
como un ladrón te introdujiste en mi vida.
No advertí que la vanidad, ocultaba el camino a la verdad.
Cierto es que callaba en los más íntimos repliegues
del sueño inocente de un día.
**
A ciegas, confiaba.
No me daba cuenta de que solo jugabas.
A pesar de tu rudeza, de tu mundo turbado,
a pesar de todo y contra todo, yo confiaba...
pensaba que en el fondo, me amabas.
¡ Que equivocada estaba !
**
Gota a gota, sentí venir a mi el amargo licor de la derrota.
Los días pasaban, no decías nada...
y yo, inquieta, preguntaba...
¡ Que ciega estaba !
**
Quizá nunca entendí tus palabras,
quizá no decías nada y yo interpretaba.
Horas y horas, aún me interrogo en las noches
sedientas, de fiebre inquieta.
**
Quisiera diluir la locura que me enredó sin remedio
en esta fábula.
Y lo pretendo con tanta fuerza,
que ya ni sé, en que momento me perdí en ella.
Marie-Ange Bonnevie
Cazilhac, le 31.01.2003
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