Sueños y tropiezos

*

Naces llorando, tendiendo los brazos desarmados,

a un mundo que contemplas con ojos de estupor, nublados.

Inspiras con avidez el aire, impaciente de gozo,

te impregnas de esa cálida voz que ya escuchaste,

en el próvido y familiar vientre de tu madre.

Y al amparo de su cálido seno, sonries al fin, confiante...

**

Y cuando aún eres párvula y a ciegas caminas,

y tropiezas, y caes en las zarzas sin huellas

de un sendero de espinas tiernas,

de orgullo te ofendes, y a duras penas,

te levantas, y andas... andas aunque sea a gatas.

Mil veces recomienzas la hazaña, y otras tantas...

tropiezas de nuevo con la precaridad de la infancia.

**

 Y por vez primera se humedecen los sueños,

pero que importa, eres nuevo...

¡ arriba, niño ! Levanta y sueña... que la vida aguarda...

no te rindas... que los golpes, aunque duelan, enseñan.

**

El feroz soplo de borrasca, no acaba con tu afán de fantasía,

te lleva una fuerza extraña que ilumina tu alma,

y avanzas... porque no lo puedes evitar, porque te guía la confianza,

porque quizá esa persona que amas,

te susurra que " mañana" es palabra de esperanza...

**

Trancurre el tiempo... y creces, y creces...

y sin poderlo evitar, ingenuamente vuelves a errar.

Tu continuas soñando, cada noche, cada día,

despierto y dormido... sin tregua ni cansancio.

Más caes y caes sobre mojado, y te dañas,

y te estrellas contra el muro infranqueable

de esa vida que esperas y no llega...

**

Y esta vez, caes al fondo, y casi te apabullas,

porque el paso de los años,

blanqueó sin compasión tus ánimos,

porque ya no sabes como hacer, para seguir soñando.

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Si la lluvia es tan densa y la niebla se transforma en nube ciega...

si las fuerzas ya no soportan los tropiezos de los sueños muertos...

Si el corazón flaquea, porque ese amor que agotó tu aliento,

ya no es más que un frío soplo sin vigor ni viento...

**

Cierra los ojos...

cobíjate en el fondo del sopor, sin pensar, sin llorar, sin desear...

duerme y descansa en la paz de lo que pudo ser, y no será,

porque ya acabó ayer, y mañana... aún sin alborozo,

al apuntar el alba...

tendrás que volver a levantar la esperanza.

*

Marie-Ange Bonnevie

Cazilhac, le 13. 04. 2004